Las olas tocan mis pies, los cubren, los acarician, los siembran. El amanecer está envuelto en viento vigilado por la luna, son las cinco más cuarenta minutos, apenas escucho, sigo en el sueño y al despertar me voy de la mano con el sol, asciendo por las montañas y camino sobre el agua. Este es el primer día de mi nueva vida, la vida que quiero seguir.