domingo, 12 de abril de 2020

Tarde de café

Él es un experto en mujeres, algunas creyeron que lo podían conquistar.
Ella se sentía inteligente, que sabía manejar sus sentimientos y decisiones, pronto se daría cuenta que no.
Sentados en torno a una mesa pequeña, con un café de la sierra y un pastelillo de chocolate, él le acariciaba el brazo mientras ella lo retiraba cada vez que sentía sus dedos, no la miraba, únicamente hablaba del trabajo, de los pendientes.
Ella se levantó para llevarse las tazas, él la detuvo y la agarró de la cintura, ella trató de zafarse,  él la sentó en sus piernas y pegó la cara a su pecho, ella suspiró, le dijo que no lo echaran a perder, que no era bueno para su amistad; él le desabotonó la blusa y besó sus pechos; ella le acarició el cabello y le susurró al oído que no era correcto: él ya no escuchaba, estaba muy agitado: con desesperación le quitó el brasier que ya estaba húmedo por tanta saliva; ella le empezó a rozar la frente con los  labios mientras seguía diciendo que no estaba bien...
Él mordía suavemente, ella le quitaba la camisa, él la puso en el suelo y se quitó los pantalones; ella cerró los ojos, él escribió la historia...